lunes, 29 de diciembre de 2014

Lo "Humano", por debajo de los intereses financieros particulares

Gauss debe estar presente en un blog sobre Riemann.



Todo es Filosofía; las disciplinas particulares en las que hoy dividimos los saberes para su particular análisis, forman parte de la Filosofía y parten cada una de una concepción ontológica y epistemológica.

El empirismo pretende demostrar todas las verdades por medio de los sentidos, renegando de la naturaleza superior y potenciales humanos por excelencia, como la conciencia, la intuición, la clarividencia, el "tercer ojo", la persepción extrasensorial.

En el ámbito de la ciencia política y el derecho, esa negación de la distinción entre hombre y bestia es la base filosófica del satanismo, y es lo que promovieron los Illuminati en contra de la postura religiosa trascendentalista.
 Son Illuminati G.W.F. Hegel y Friedrich Nietzsche.

El empirismo es Illuminati; el Positivismo es Illuminati. El mercantilismo es Illuminati.

Las obras de Euler y Lagrange son Illuminati.

La "nueva matemática" es Illuminati.

La influencia corruptora del empirismo se extiende a la política económica, que antepone "índices" a evidencias reales.
Este era el procedimiento del "alto sacerdocio babilonio antiguo" que anteponía los intereses de los poderosos a las necesidades del pueblo.

Y aquí y ahora estamos sumergidos en una discusión sin salida. A nivel académico el reduccionismo Illuminati no tolera ningún argumento en temas físico-matemáticos, en tanto el argumento planteado no se confine al ámbito desalmado, axiomáticamente apriorístico, de los conceptos empiristas. La misma perversión yace tras el difundido síndrome actual de las "dos culturas" en la vida académica: la separación categórica entre la práctica comúnmente enseñada de las llamadas ciencias matemáticas, y las llamadas humanidades. Esa sandez acostumbrada tanto en la matemática académica como en las llamadas humanidades de la actualidad, es la premisa intelectualmente incapacitante de los esfuerzos propiciatorios de la víctima por granjearse la aceptación académica o popular de la expresión social de sus conceptos.

En la física matemática, por ejemplo, la sumisión a esa clase de convenciones popularizadas por los Illuminati por medio de los programas escolares, en las aulas y a través de los los textos impuestos, es fuente común del fracaso de esfuerzos por "desmitificar" académicamente el dominio complejo, tal como definieron este último dominio Gauss, Riemann y demás. He hecho referencia específica aquí a las raíces pro satánicas del empirismo, para encaminar la atención del lector al efecto moral, por lo general insospechado, del principio falso y eficientemente corruptor de la mistificación empirista que prevalece en las aulas universitarias y demás medios académicos. 

"Sólo el doctor es el que cura", es otra consigna Illuminati.
Esta influencia, mentalmente anodadante, se propaga de la matemática a la moda del "libre comercio", por la que se hace de ciertos sortilugios monetarios tiene más poder; el poder de destruir económicamente a los demás, arrazar las selvas para cultivar comida para cerdos chinos, y el poder para "comprar" la tierra que es patrimonio de los pueblos, etc.

La influencia Illuminati expresa en la errónea aplicación que hoy se acostumbra de la contabilidad estadística financiera a la economía en general. El efecto pernicioso de llevar al extremo tales modas estadísticas es de una notoria extensión en las prácticas políticas y sociales del momento.

Como demostraré aquí, la influencia de tales corrientes reduccionistas en la opinión popular es tal que, los esfuerzos por enseñar el trabajo de Gauss de 1799 sobre el principio fundamental del álgebra, a menudo fracasan, tan sólo porque se tentare al profesor a tratar de demostrar la existencia del dominio ontológicamente complejo dentro de los límites de supuestos que se hincan ante las opiniones académicas, y otras, más corrientes en la actualidad. 
Las opiniones académicas sobre muchos temas siguen muy contaminadas hasta la fecha por el prejuicio de que todo tiene que demostrarse de acuerdo con el supuesto popular de que, en últimas, la verdad yace axiomáticamente en el dominio de los números contables "reales" de la simple percepción sensorial, y no en el ámbito superior de lo que Euler y Lagrange maliciosamente calumniaron de números "imaginarios".

Lo que deseo destacar aquí es que, fuera un error intelectual tácticamente fatal tratar de mostrarle a un devoto reduccionista el argumento del dominio complejo gaussiano "en términos que estaría dispuesto a aceptar": términos encadenados a los supuestos axiomáticos esencialmente lineales de reduccionistas aritméticos tales como Euler y Lagrange. Por consiguiente, la única forma de mostrarle a tan díscolo interlocutor la irremediable necedad de los planteamientos de Euler, y de los suyos propios, es mediante la presentación socrática clásica de la hipótesis pertinente, como lo hago en este informe, que le haga volar en añicos sus creencias. El uso de este método de hipótesis entraña atacar, no el método escogido por el reduccionista, deductivamente, sino epistemológicamente la falsedad de sus supuestos ontológicos fijos.

 http://www.schillerinstitute.org/newspanish/InstitutoSchiller/Conferencias/Conf_LHL/DominioComplejo.html

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